lunes, 27 de octubre de 2008

Alpinismo diario

Como no tengo coche ni moto vengo en trasporte público, una idea estupenda y barata si no fuera porque mi trabajo está en la montaña de Tibidabo. Me acuerdo cada día de la gran mente que decidió seguir construyendo montaña arriba con un transporte precario. A esa persona va dedicado el sudor que me cuesta cada día andar la cuestecita de marras, trayecto en el que suele salirme toda la mala leche por ser más pobre que las ratas y convertirme en la muestra palpable de que la clase media ha muerto.
Que sí, que al menos yo tengo trabajo. Y un trabajo que encima me gusta, lo cual ya suena a lotería.

Ayer decía que sólo tienen la culpa cuatro ladrones sin escrúpulos que en estos momentos deben tener el estrés de decidir dónde comprar un ático, en París, Londres, Nueva York, Papúa, etc,.
Pero creo que estaba equivocada. Durante muchos años, muchos se han beneficiado de un tipo de interés bajo, comprando no una, sino hasta dos casas, con créditos que a la larga no van a poder pagar. Ahora a lamentarse con la excusa de que nadie les contó en que lío se metían. Bueno, en créditos por el 80 por ciento de su valor, a cincuenta o sesenta años con un tipo de interés variable que dependía de un futuro incierto. Sesenta años para pagar una casa. Esto que está pasando es inexplicable.

Estoy deseando que lleguen extraterrestes de todas las galaxias para que analicen hasta dónde puede llegar la idiotez humana y sobre todo cómo curarnos.

Ingreso de hoy; hombre hoy es lunes, me he traído el desayuno en un tuper, estamos a 27...mañana, mañana que habré cobrado.

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