jueves, 25 de septiembre de 2008

Delitos y faltas

Sigo preocupada pensando si arderé en el infierno por marrana. Presuntamente, porque habría que hacer un baremo de actitudes incívicas, a ver en qué puesto queda mi sacudida de ácaros al exterior. 
Algunos deben preguntarse cómo puede ser tan difícil ahorrar para comprar una aspiradora. La respuesta es que, a parte de la manía de comer cada día,  siempre tengo otros gastos que se interponen y acabo dejándolo para el mes siguiente. Por ejemplo; he terminado mi segunda carrera y tengo que pagar el título, 168 euros. Además se acerca la boda de uno de mis mejores amigos y debería regalarle algo. Tal vez puedo hacer un barco con palillos y meterlo en una botella. 
Todo este tema del polvo me está estresando una barbaridad. Algunos dirán que no hay para tanto pero tendrían que haber visto la cara de soberbia con la que mi miró el papá de familia en cuestión. Estuve a punto de bajar y decirle que el tema es tan triste como no poder comprar una aspiradora, igual el hombre me regalaba una. 
Otra de las cosas que me fastidia cuando se habla de dinero y cómo mantener una actitud positiva (básicamente negando la evidencia), es que hay cosas mucho peores en la vida, como que te atropelle un coche, el hambre en África, el cambio climático y cosas por el estilo. 
A lo que yo respondo: 
Primero -    prefiero centrarme en el mundo de los vivos, espero que durante mucho tiempo. 
Segundo -  que sí, que el mundo da asco y hay millones de personas en una situación extremadamente grave, hambre, guerras, huracanes, etc., etc., ¿pero tengo yo la culpa? y prefiero tener un único fuego abierto como debate porque si no el incendio sería incontrolable. 

Y el debate está ahí; ¿cómo sobrevive la gente soltera (o no), joven y mileurista en Barcelona?
Como mi situación pinta chunga, el siguiente paso a parte de enviar cartas a los diarios, va a ser abrir una cuenta en un banco y aceptar donaciones. 

Mañana más. Ingreso de hoy en la hucha; cero patatero. 



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